Existen muchos tipos de perlas para joyería, por lo que queremos presentar una pequeña guía que ayude a elegir las más adecuadas para cada pieza y colección de joyas.
Las perlas se clasifican principalmente por su origen y forma de producción, así como por sus características físicas y ópticas. Ya en nuestro post La guía definitiva para clasificar las perlas dimos algunas especificaciones que hay que buscar para poder seleccionar aquellas que más se ajustan a las necesidades de cada creación.
En este artículo vamos a aproximarnos a los diferentes tipos de perlas que existen , tanto por su origen como por sus características principales. También intentaremos describir ciertos criterios comerciales para su selección.
Clasificación por origen y forma de producción
Perlas Naturales
Las perlas naturales se forman de manera espontánea sin intervención humana. Son extremadamente raras, ya que solo uno de cada 10,000 moluscos aproximadamente es capaz de producir una perla. Debido a su escasez, son muy valiosas y difíciles de encontrar en el mercado actual.
Una perla se forma de manera natural cuando algunas células epiteliales, que se encuentran en el manto de las ostras, se mueven a la gónada arrastradas por un fenómeno externo (parásitos, intentos de ataques de otro animal, roturas por tormentas,…).
Como la función de estas células epiteliales es generar nácar para que la ostra crezca, seguirán cumpliendo su función pese a encontrarse en el interior. Una vez en el interior de la gónada, se crea el llamado “saco perlero” que va superponiendo de capas de conquiolina y aragonito, formando el nácar. Con el tiempo se va formando una perla más o menos esférica, pero no necesariamente redonda. Son muy escasas y difíciles de encontrar, sobre todo las muy redondas.

Una variedad de Perlas Naturales muy raras y muy apreciadas son las Perlas de Carucho, o perlas Conch. Estas perlas no son perlas estrictamente, sino que son concreciones calcáreas producidas por el Caracol Reina (Strombus Gigas), un molusco caribeño de gran tamaño y que se pesca para comer su carne. Son muy raras y se presentan en diversos colores, aunque el rosa es el más apreciado.
Tienen un atractivo lustre suave y brillante , parecido a la porcelana; en ocasiones presentan una valorada sedoso «estructura en llama» de aspecto sedoso.
Son raras las Perlas de Carucho más grandes que 10 quilates, aunque se pueden ver algunas de hasta 45 quilates. Su uso en joyería ha ida variando en diversas épocas, y en muchos momentos ha sido muy poco utilizada. Estuvo muy de moda en la joyería estilo «Art Nouveau». Se han llegado a subastar perlas de Carucho por precios de hasta 12.000€ la unidad.

Perlas Cultivadas
Las perlas cultivadas son el resultado de la intervención humana en el proceso natural de formación de la perla. Se dividen en dos categorías principales:
Perlas cultivadas de agua salada
1 – Perlas Akoya: Cultivadas en Japón y China, miden entre 2 y 10 mm, son redondas con tono blanco a rosado y brillo intenso.
Las perlas Akoya se producen mediante un proceso de cultivo en ostras de agua salada, específicamente de la especie Pinctada fucata martensii. Este proceso se lleva a cabo principalmente en las aguas saladas de Japón y Vietnam, siendo Japón reconocido por producir perlas Akoya de la más alta calidad. El cultivo de perlas Akoya toma entre 10 y 18 meses, lo que resulta en una capa de nácar más fina en comparación con otros tipos de perlas. Este proceso relativamente corto, junto con el ambiente salino, contribuye al brillo excepcional y la calidad uniforme característica de las perlas Akoya.
Las perlas Akoya son famosas por su forma predominantemente redonda o casi redonda. Esta uniformidad es el resultado de un control preciso durante el proceso de cultivo. Normalmente se suministran en hilos de 40cm de longitud, con perlas seleccionadas según tamaño, color, uniformidad y lustre.
Aunque se han llegado a producir perlas Akoya de 3mm o menos, en la actualidad es raro encontrar hilos de menos de 5,0-5,5mm. Tampoco es habitual encontrar perlas Akoya de más de 9mm.
Se valoran muchos las perlas Akoya de color blanco puro, aunque también son apreciadas las de color crema suave o rosa suave. En los países más soleados, el color blanco siempre es mucho más buscado.
Las perlas Akoya se caracterizan por una característica difícil de definir, que se denomina «lustre». Es un efecto de de la propia estructura de la perla, por el cual se consigue un brillo especial e intenso que se consigue por un fenómeno de reflexión de la luz uniforme en toda la superficie de la perla. Este efecto espejo característico es muy propio de las perlas Akoya y es muy valorado, siendo una de las cualidades que da más o menos valor a las perlas.
La calidad del nácar en las perlas Akoya es generalmente alta, aunque la capa tiende a ser más fina debido al menor tiempo de cultivo en comparación con otros tipos de perlas. Las perlas Akoya de la más alta calidad se distinguen por su forma perfectamente redonda, tamaño uniforme, color puro y lustre excepcional. Estas características las convierten en la elección predilecta para joyería de lujo y piezas clásicas como collares, pendientes y pulseras de alta gama
2 – Perlas de Tahití: Proceden de la Polinesia Francesa y se desarrollan en la ostra Pinctada margaritifera. Se reconocen por sus tonos grises a negros, con sobretonos que pueden recordar al verde pavo real, al berenjena o al azul acero. Suelen medir entre 8 y 18 mm. No todas son redondas; también aparecen en forma de gota, oval o barroca. Las piezas simétricas y de gran tamaño son especialmente apreciadas para collares y pendientes de presencia marcada.
3 – Perlas australianas: Se cultivan en Australia, Indonesia y Filipinas con la ostra Pinctada maxima. Son conocidas por sus tamaños grandes, de 10 a 20 mm, y por sus colores del blanco plateado al dorado intenso. Su nácar es más grueso, lo que aporta un brillo profundo y cremoso y una mayor durabilidad. Se destinan con frecuencia a joyería de alta gama y piezas destacadas.

Perlas cultivadas del agua dulce
Las perlas de agua dulce se cultivan sobre todo en China (también en menor medida en Japón y EE. UU.). Tradicionalmente se han nucleado con tejido —sin esfera sólida—, por lo que ofrecen gran variedad de formas: redondas, semirredondas, barrocas, tipo “coin”, “gota”, “patata” o incluso las llamativas “fireball”. Sus colores abarcan desde el blanco hasta el rosa, lavanda o melocotón. En los últimos años han surgido líneas de agua dulce con núcleo esférico (a menudo conocidas como “Edison”), que alcanzan tamaños de 10 a 16 mm y muestran un lustre notable, lo que las convierte en una alternativa muy interesante para anillos y colgantes de apariencia más rotunda.
1 – Perlas Edison (bead-nucleated)
Las Edison son perlas de agua dulce cultivadas con núcleo esférico, lo que favorece tamaños grandes (habitualmente 10–16 mm) y formas más redondeadas que en el agua dulce tradicional. Su atractivo reside en un lustre muy marcado y en una paleta cromática amplia —blanco, rosa, lavanda o melocotón— con sobretonos visibles.
En cuanto a uso, funcionan muy bien como piezas centrales (colgantes solitarios, anillos y pendientes de botón) y en collares “princess” cuando se busca presencia con un coste más contenido que en South Sea. Para selección, conviene revisar especialmente uniformidad del color, redondez y limpieza de superficie; al ser de mayor diámetro, cualquier imperfección se aprecia más a simple vista.
2 – Perlas “Ming” (comercial)
Bajo el nombre comercial “Ming” se agrupan líneas selectas de agua dulce (a menudo también bead-nucleated) conocidas por su brillo profundo y sobretonos definidos. Su rango de tamaño (9–15 mm) las sitúa en el terreno de los collares con impacto visual y de los pendientes de gota o redondos con carácter.
Lo más identificable es su cromática natural (blancos “cremosos”, rosas y lavandas) y la sensación de “profundidad” del lustre. Al seleccionarlas para hilos completos, prioriza el matching: tamaño, tono y lustre homogéneos para que el conjunto tenga coherencia.
3 – Perlas Kasumigaura (“Kasumi”, Japón)
Procedentes de la región del lago Kasumigaura, son apreciadas por tonos cálidos y singulares (rosa antiguo, bronce, ciruela) y por un brillo suave con matices. Su producción es limitada, por lo que se emplean sobre todo en piezas de autor y colecciones cápsula.
Tamaños habituales de 9–14 mm permiten anillos y colgantes muy personales. A la hora de elegir, busca el equilibrio color-sobretono y una superficie lo más limpia posible; parte de su encanto es la variación cromática, por lo que es preferible usarlas en piezas solitarias o combinadas con metales de tono cálido (oro rosa/amarillo).

4 – Perlas Coin (moneda)
Las “coin” son perlas planas de gran diámetro (10–16 mm) cultivadas contra la concha. Su geometría ofrece una superficie amplia y reflectante, cómoda de llevar por su perfil bajo.
Funcionan especialmente bien en pendientes tipo botón, colgantes minimalistas y pulseras donde se busca brillo frontal y diseño contemporáneo. Al seleccionarlas, fíjate en: regularidad del círculo, uniformidad del grosor y ausencia de descascarillados en el borde del taladro, ya que el perfil expuesto puede delatar defectos.
5 – Perlas Fireball
Las “fireball” se originan cuando el crecimiento del nácar alrededor del núcleo produce una cola o explosión característica. Ofrecen tamaños grandes (11–18 mm) y un lustre muy alto gracias a sus superficies curvas y orgánicas.
Son ideales como punto focal en colgantes y broches únicos. En la compra, busca composiciones con una “flama” atractiva y una cara visible con lustre limpio; la gracia está en la asimetría con estética escultórica, por lo que es mejor trabajar piezas sueltas que hilos completos.
6 – Keshi de agua dulce
Los keshi de agua dulce son subproductos no nucleados (100% aragonito), de formas irregulares y brillo intenso. Su textura viva aporta mucha luz y funcionan de maravilla en composiciones orgánicas: aretes con movimiento, collares con ritmo y piezas artesanales.
A la hora de elegir, céntrate en lustre, juego de luz y un mínimo de armonía entre unidades si vas a crear parejas o secuencias. Los keshi premium, bien seleccionados, aportan sofisticación sin recurrir a grandes diámetros.
Cómo distinguir perlas genuinas de imitaciones
Existen pruebas sencillas que ayudan a reconocer perlas reales. La prueba del diente suele producir una sensación ligeramente arenosa en perlas verdaderas, frente a la suavidad del plástico o el vidrio. En el borde del taladro de una perla genuina se aprecian capas de nácar, mientras que en la imitación se percibe pintura o material uniforme. Las perlas reales acostumbran a ser algo más pesadas y se sienten frías al tacto. Con lupa de 10x se observan microimperfecciones y profundidad del lustre, frente al acabado plano de muchas imitaciones. Para certificaciones formales —como diferenciar natural de cultivada o conocer el tipo de núcleo—, los laboratorios emplean rayos X y otros ensayos.
Criterios comerciales para colecciones
Antes de comprar, es útil definir el posicionamiento de la colección (clásico, contemporáneo, autor) y fijar rangos de tamaño por tipo de pieza. Establecer estándares mínimos de lustre, superficie y matching facilita mantener la coherencia. Es recomendable trabajar con proveedores que ofrezcan fichas de lote, fotografías macro, declaración de tratamientos y políticas de devolución claras. La paleta de color (blancos, dorados, grises/negros, rosas/lavandas) debe ser coherente con la campaña. Por último, conviene llevar un control del coste por milímetro y grado para sostener márgenes, y cuidar el relato: origen responsable, artesanía del ensartado y diseño de colección.
